Durante más de dos décadas, mi trayectoria como usuario activo en el mundo de Linux se ha caracterizado por una pasión inquebrantable por el distrohopping. Para los no iniciados, el distrohopping es la práctica común entre los entusiastas de Linux de probar y cambiar con frecuencia entre diferentes distribuciones del sistema operativo.
A lo largo de los años, he transitado entre Debian, Ubuntu, Linux Mint, Arch Linux, Manjaro y otras distribuciones menos conocidas, explorando la amplia gama de posibilidades que cada una ofrece. A veces, incluso volvía a versiones anteriores de estas distribuciones para revivir proyectos de programación específicos que requerían configuraciones precisas de paquetes, como "Ubuntu 18.04" o Debian 8. Esta tendencia se veía exacerbada por el uso de Docker, que demandaba reinstalaciones desde cero para ajustarse a mis necesidades.
Sin embargo, recientemente he experimentado un cambio significativo gracias a Distrobox. Esta innovación se presenta como una especie de WSL (Windows Subsystem for Linux) ampliado y disponible para cualquier distribución de Linux. En los últimos dos meses, he trabajado en proyectos que demandaban el uso de Ubuntu 18.04 directamente desde Distrobox. Sorprendentemente, las compilaciones resultantes no solo han cumplido sino que han superado mis expectativas, sin diferencias notables en comparación con tener una instalación completa de Ubuntu 18.04. Además, los problemas gráficos que solía enfrentar con esta versión específica ya no son una preocupación, ya que ahora interactúo directamente con la interfaz de Debian 12.
Este descubrimiento ha marcado un cambio significativo en mi enfoque. Distrobox ha logrado alejarme del patrón de cambio constante de distribuciones. Ahora puedo acceder y utilizar aplicaciones presentes en otras distribuciones directamente desde mi entorno de trabajo basado en Debian 12. Esta nueva dinámica podría, quizás, reducir mi incesante deseo de cambiar entre distribuciones a solo dos opciones: Arch/Debian.
En resumen, la llegada de Distrobox parece haber llegado para establecerse y cambiar por completo mi manera de abordar la diversidad de distribuciones en el mundo de Linux.